Maurizio Pollini es un pianista italiano cuya lista de éxitos como músico es extensa, por decir poco. Pollini alcanzó la fama internacional en 1960 tras ganar la prestigiosa International Frederic Chopin Piano Competition en Varsovia, a la que le siguió su victoria en la Competencia Internacional de Piano Ettore Pozzoli en el año 1959 en Italia, su país de origen. Su victoria en la Competencia de Piano Chopin quedó asegurada cuando el director de los jueces, el gran pianista Arthur Rubinstein, proclamó que el joven artista tocaba el piano mejor que cualquiera de los pianistas del panel (incluido él mismo). Pollini, como artista, puede resultar una figura polarizada debido al análisis extremo que hace de la música, incluso a expensas de la pasión y la expresividad, según muchos creen. Sin embargo, también se dice que su estilo analítico lo destaca de los demás y ofrece una manera distinta de ver el repertorio. Las grabaciones que Pollini hizo en 1971 de los Tres Movimientos de Petrouchka de Stravinsky y la Séptima Sonata de Sergei Prokofiev para la discográfica Deutsche Grammophon, son consideradas unas de las más históricamente significativas del siglo XX.